Ya hacía dos días que Estrella de Cactus fue exiliado y
Pelaje Sangriento, o, mejor dicho, Estrella de Sangre, recibió sus nueve días,
y presento al nuevo lugarteniente: Garra de León.
Ericillo se sentía un poco mal, así que fue a visitar a Cola
de Agua. Al entrar entre los helechos, se tropezó con una gatito. Era un gato
blanco con algunas rayas grises, igual que sus extraños ojos. Llevaba un
pequeño ramillete de hojas en la boca. Se levanto, sacudiendo la cabeza y salió
corriendo. Ericillo le siguió con la mirada. Cola de Agua salió tras él.
-¿Quién era ese?- pregunto el cachorro.
-Es mi aprendiz. Llevo un tiempo enseñándole. Desde que murió
el cachorro de las patitas torcidas, decidí esconderlo en mi guarida.- Contesto
ella
-¿Qué le pasa en los ojos?- Ericillo no pudo evitar pensar
en esos ojos grises tan extraños.
-Es albino.- Maulló fríamente-Nació así. A propósito, ¿a que
viniste?
-Me encontraba un poco mal…- Se puso una zarpa en la panza,
donde le dolía
-Déjame ver- La hermosa gata le empezó a lamer la barriga en
busca de algún bulto a algo fuera de lugar- ¿te queda mucho para ser aprendiz?
De repente, un pensamiento le paso por la cabeza, sus ojos
brillaron y su corazón latía más fuerte.
-Menos de una luna.-contesto al fin
-Son nervios- Dijo tranquilamente la curandera, levantando
la cabeza-. No te preocupes, pronto te pasara.
Cuando se disponía a salir de ahí, volvió a tropezarse con el gatito, que esta
vez se paró en seco y olisqueo el aire.
-¿Quién eres tu?-Pregunto con voz cansada
-Soy Ericillo-contesto amistosa mente-¿Y tu?
-Cieguito, o así me llaman-Sus ojos grises con la pupila
raramente clara hipnotizaban al cachorro. Después que este pasara por su lado
para volver a la maternidad, el gatito blanco intento entrar a la guarida de la
curandera, tropezando con cada piedra y roca que se encontraba.