lunes, 6 de enero de 2014

El nacimiento de la batalla: prologo

El bosque estaba silencioso.  Encima de los arbustos, una cola roja como la sangre asomaba. El guerrero de grandes ojos verdes pudo ver dos gatos que conversaban cerca de un barranco. Uno de ellos, una hembra, estaba al lado del barranco hablando tranquilamente al otro,  que erizaba el pelo disimuladamente. El maullar de ambos gatos resonaba en todo el bosque. De repente, el guerrero blanco salto sobre la otra guerrera y le mordió fuertemente en la espalda. La hembra grito de agonía, y el guerrero blanco la soltó, lanzándola por el acantilado. La gata rodaba por las rocas dándose varios golpes hasta caer al lago. Se hundía con rapidez. Su pelaje se camuflaba entre el agua y grandes burbujas de sangre cubrieron la superficie. El guerrero rojo miraba aturdido, escondido entre las hojas, mientras el gato blanco se lamia para no dejar rastro. El rojo sabía que el resto del clan debía saberlo, sin embargo, prefirió guardar silencio.

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