A Ericillo le faltaban tan solo 3 lunas para ser aprendiz. Un
soleado y caluroso día, paseando frente
a la maternidad, recibió la noticia de que
la madre de Zarpa Lunar había dado a luz a tres gatitos. Además, otra de
las reinas estaba embarazada de dos cachorros. Esta reina sentía muchos
dolores, así que le pidio a Ericillo que vaya a pedirle a Cola de Agua una
hierba que le calme sus dolores. Al llegar a los arbustos enfrente de la
maternidad, donde la curandera guardaba sus hierbas, empezó a llover. Corrió
para y encontró a Cola de Agua justo en la entrada, mirando al cielo
atentamente como si le fuera a atacar. No había notado su presencia. Bajo de
golpe la cabeza asustada y susurro “El clan pagará su precio”. El cachorro
dudo, ¿qué podía significar eso? Iba a acercarse y preguntar qué significaba
eso, sin embargo se quedó donde estaba, al fin de al cabo, no debía saberlo.
Al día siguiente, escucharon el grito del líder en la
maternidad de la reina que el día anterior había parido:
-¿Qué significa esto? ¡Este cachorro tiene las patas
torcidas!, ¡Nunca llegará a ser un guerrero!
-Incluso el animal mas enfermo del bosque puede ser leal si
lo intenta- Le respondió la reina segura de si misma, ya que ni el guerrero más
fuerte del clan le aterrorizaba
-¡Tonterías! ¡Un cachorro así nunca debería de haber nacido!-
Bufo Estrella de Cactus, dándose la vuelta para marcharse. Cuando el líder salió
de la maternidad, el lugarteniente entro calmado.
-Son unos hijos preciosos- Le dijo, intentando hacer que
ella se olvide de las ofensivas palabras de Estrella de Cactus.
-Gracias, Pelaje Sangriento.- Ronroneo.
El guerrero hecho un vistazo atrás con desprecio hacia donde
se había ido su líder, luego cambio su enfado por pena al ver al cachorro del
que Estrella de Cactus había gritado, y se marchó haciendo un gesto con la
oreja de despedida.
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